En el despacho anterior, hace ya demasiado tiempo, te conté que debía interrumpir Cósimo porque estaba metido hasta el cuello en mi novela sobre la extraordinaria vida de José Antonio Páez, Centauro. Pues no imaginaba yo que la vida me tenía una sorpresa a la vuelta de la esquina: pocas semanas después, una editorial madrileña, Los Libros de la Catarata, me pidió un libro sobre Venezuela, y para ya.
Tuve que correr. Ese teclado echaba candela. Trabajamos en equipo y lo logramos: para los primeros días de noviembre de 2024, Venezuela: memorias de un futuro perdido ya estaba llegando a las librerías de España y Venezuela, estaba en todas las plataformas de e-book, en Amazon España y en la cadena Bertrand en Portugal. En los próximos meses llegará a las librerías en el Cono Sur, Colombia y México, y estamos buscando distribución en Estados Unidos y Canadá.

Puedes encontrar más información sobre el libro aquí, o leer reseñas como estas, o ver entrevistas como las de El Pitazo, Diáspora Venezolana o la Radio Nacional de España, pero en pocas palabras Venezuela: memorias de un futuro perdido es una conversación hecha para producir más conversaciones. Está escrito como si tú y yo no sentáramos a tomarnos un roncito para contarte qué le pasó a Venezuela, desde la perspectiva de quien como periodista vio mucho de cerca, de quien ha tenido que aprender a explicar el país a los que no son venezolanos, y de quien ha podido tomar distancia y recomponer como una historia clara lo que uno ha experimentado como una avalancha.
El título no tiene que ver con que Venezuela no tenga futuro (que claro que lo tiene) sino con cómo nos robaron el que a mi generación nos dijeron, de chiquitos, que teníamos.
Anoche volví, bastante turulato, de dos alucinantes semanas en Madrid promocionando el libro. El 2 de diciembre hicimos primero un evento muy informal e íntimo, con Ana María Simón, en el Espacio Ornella De Simone. Tuvimos delicias de Helen Chocolate y Ron Carúpano, y un diálogo muy honesto sobre cómo hemos cambiado como nación y como individuos. El 7 de diciembre hicimos una firma de ejemplares en la librería Los Pequeños Seres. El 11 tuvimos una presentación en la biblioteca municipal Eugenio Trías -la antigua Casa de Fieras en el Parque de El Retiro- con Michelle Roche y Carlos Malamud. Al día siguiente hicimos un encuentro con lectores del Círculo de Lectura de OcioMAD, en las oficinas de Buena Vibra.
Yo tenía 11 años que no publicaba un libro y lo sentí como un regreso y hay momentos en que no me lo creo y esto apenas comienza.
Ese es el primer regreso al que aludía en el sumario de este despacho: el segundo es el de Cósimo, este viernes.
¡Taráaaaan!
Sí, es verdad que aún tengo que terminar mi novela de combates, amores y crepúsculos en sabanas inundadas, y que tengo que ir a comprar hojas de plátano de Filipinas para las hallacas, pero me hace falta este contacto periódico contigo para compartir cosas que he ido descubriendo que te pueden gustar. Así que el barón de Rondó vuelve a salir del fondo de las frondas de su bosque italiano. ¡Veremos qué nos trae!
Cósimo vuelve !!!
Felicitaciones, Rafael. Celebro que hayas tenido esa oferta y que la hayas aprovechado para beneficio de todos los lectores. Saludos.