Una serie: El Ministerio del Tiempo
Una de mis series favoritas de todos los tiempos porque me da de todo: me conecto con los personajes, aprendo un montón, me estimula, me divierte. Creada por dos hermanos historiadores que también hicieron la exitosa serie Isabel, cuenta las aventuras de un ministerio que creó esa reina en 1492 y que tiene como misión defender la historia, por muy injusta que sea, de quienes quieren cambiarla. Todo un mensaje en un país como España, pero nos compete a todos los latinoamericanos. Mini spoiler: Bolívar aparece en la serie, no precisamente como nos lo describen a los venezolanos en el culto oficial de antes y de ahora. El knowhow de los españoles para hacer cine y televisión de tema histórico alcanza aquí su cima. Las cuatro temporadas de El Ministerio del Tiempo están todas en la plataforma RTVE Play.
Una película: Fire at Sea
Fuocoammare está sin duda entre los mejores documentales que he visto jamás. Dirigida por el italiano Gianfranco Rosi, esta exquisita película de 2016 se adentra en los mundos de algunas personas de la isla italiana de Lampedusa (sí, sobre la que tenía un título nobiliario el autor de El Gatopardo) para mostrar cómo los impacta el drama de la inmigración, y mira también hacia el costado de los migrantes que se exponen a los peligros del mar y a quienes intentan rescatarlos. Ahora hay muchos documentales sin narrador, pero este es un gran ejemplo de cómo hacerlo bien. Rosi tiene un gran ojo y sabe editar, y logra hacer una película bellísima sin apartar la mirada de una realidad terrible.
Un libro: Los testamentos
La historia se ha contado pero puede que no la conozcas: en 1984, durante una estadía en el Berlín dividido, la gran escritora canadiense Margaret Atwood usó su extenso conocimiento histórico y sus propias investigaciones sobre el puritanismo norteamericano para escribir una novela de ficción anticipatoria, The Handmaid’s Tale (traducida al español como El cuento de la criada). En ella describía un futuro en el que Estados Unidos había sido tomado por una dictadura totalitaria ultra conservadora que dividió la sociedad en severas castas y confinaba a algunas mujeres jóvenes al rol de esclavas sexuales con fines reproductivos para los hombres de la élite. Tuvo cierto éxito, y se siguió leyendo desde entonces. Pero cuando Donald Trump llegó al poder burlándose abiertamente de las mujeres y dándole todo lo que podía al lobby contra los derechos sexuales y reproductivos, el interés por su novela revivió primero y explotó después cuando HBO estrenó su serie homónima. Ya había una versión fílmica de The Handmaid’s Tale (dirigida por Volker Schlöndorff en 1990, escrita por el dramaturgo Harold Pinter) y una ópera, pero la serie de HBO, en la que colaboró Atwood, fue un fenómeno desde que se estrenó en 2017. El libro volvió a las librerías y el imaginario que Atwood creó para su novela y para la serie sirvió para expresar el pavor a la aniquilación simbólica y física de lo femenino, de las mujeres como individuos pensantes y autónomos, que representan el conservatismo más radical en Estados Unidos y la enorme influencia que ganó con Trump en la Casa Blanca.
La historia real de esta historia ficticia no termina ahí. Al cabo de una muy prolífica y diversa carrera, y con casi 80 años, Atwood se sentó a escribir una secuela de su novela clásica de los 80. Los testamentos, que salió en 2019, sigue el brillante método de contar la historia como una acumulación de testimonios hallados por investigadores, como la arqueología de un pasado alternativo desde un futuro al que ojalá no lleguemos. Lo impresionante no es sólo cómo Atwood conectó una novela con la otra como si hubiera escrito ambas en un solo envión, sino cómo logró que Los testamentos sea tan extraordinaria como El cuento de la criada.
Hay que leer ambas, en orden, y discutirlas con los hijos. Es un raro ejemplo de dos novelas conectadas que tienen muchísimo que enseñarnos -en particular, en qué consiste el odio y el miedo a la mujer, una enorme amenaza en nuestro mundo- y que una vez que uno agarra no puede soltar hasta que las termina.
Un álbum: To Believe
Fundada en Londres en 1999, la banda de nu jazz y electrónica The Cinematic Orchestra ha sido muy elogiada desde el principio, pero en todo este tiempo no han publicado demasiadas cosas: dos discos en vivo, dos soundtracks fílmicos, un disco de remixes, dos de proyectos especiales y cuatro álbumes de estudio, el más reciente de los cuales es de 2019 y se llama To Believe. Escúchalo para hacerte una idea de lo que es The Cinematic Orchestra: aquí tienen colaboraciones de varios vocalistas y una buena muestra de su muy particular personalidad musical. Para mí es la música ideal para trabajar: es estimulante sin ser absorbente, es serena sin relajarte demasiado, y usa la tecnología con extremo buen gusto.
Un artista: Joe Sacco
Este periodista maltés radicado en Estados Unidos ha construido una obra soberbia por un camino inusual: haciendo periodismo sobre conflictos humanos, con la ambición de un historiador del presente, pero mediante el formato de la novela gráfica. Sus libros sobre Bosnia y Gaza son inolvidables y realmente le hacen a uno entender por qué pasó lo que pasó ahí. En el más reciente, Paying the Land de 2020, Sacco se asoma a una comunidad indígena en el noroeste canadiense para tratar el tema del cambio climático y la huella del genocidio cultural vía las escuelas residenciales.
Un podcast: Gabinete de curiosidades
El podcast perfecto cuando quieres evadir con algo relajante pero aprender un montón de cosas fascinantes. Con el espíritu de avidez por todo lo que el mundo tiene por mostrarnos que animaba los gabinetes de curiosidades de la Ilustración, este podcast español de Nuria Pérez toca muchos temas, como por ejemplo la historia casi desconocida de la cantante y guitarrista negra que prácticamente inventó el rock and roll, y de la banda de chichas filipinas que Bowie defendía del olvido (mil gracias por esta recomendación a una lectora de Cósimo, Nella Franco).
Un servicio: Tuta & Coco
Si ustedes también sufren de apego incondicional por el arte que producen sus niños y niñas (desde ese dibujo que se exhibe muy orgulloso en la puerta de la nevera, hasta ese collar de pasta que nos encantaría usar, pasando por alguna carta o tarjeta que nos hicieron para el Día de la Madre o hasta una foto del famoso rayón en la pared), sepan que alguien tuvo una idea genial para preservar todo eso y converitrlo en piezas de arte.
Se llama Tuta&Coco y es de una artista venezolana, Gabriella DiStefano.
A través de su sitio web www.tutacoco.com puedes escoger el formato que más te guste (calendarios, tarjetas, afiches o hasta libros), les envías los dibujos de tus cham@s y ellos se encargan de todo lo demás (retoque profesional, montaje, diseño) para entregarte una pieza que podrás conservar para siempre.
De primera mano les digo que pocas cosas son más gratificantes que ver el arte de nuestros peques en las paredes de casa a diario. Y por estos días hay que buscar todo lo que nos haga bien en el corazón.
Cynthia Rodríguez es la fundadora de UpaUpa, una web para la preservación de nuestra lengua y la promoción de la lectura en la infancia.
Me encanta que para hablar de El Ministerio usas a Bolívar de referencia. Yo cuando la describo hablo de Urdaneta 😅 Excelentes recomendaciones las de este número, gracias🙌🏾
Saludos Rafa, cómo estás? un abrazo Julio Bolívar