Una serie: The Eddy
Damien Chazelle ha demostrado en películas como La la land y Whiplash una gran capacidad para hacer cine con música, jazz en particular, y por eso tenía mucho sentido que fuera uno de los directores de esta miniserie franco-estadounidense en Netflix. The Eddy es un club de jazz en París, regido por dos socios que también son músicos y con una estupenda banda residente. Cuando uno de los socios (el tremendo actor francés Tahar Rahim, de The Serpent) decide comprarle alcohol barato a la mafia balcánica, las cosas se complican y arranca el conflicto. Pero la trama policial es lo de menos: esta es una serie de pequeñas historias personales y de grandes momentos que nos dan sus actores que también son músicos, como la polaca Joanna Kulig (a quien conocerás de la magnífica Cold War) o músicos invitados que también actúan, como Benjamin Biolay. Es una bella historia sobre cómo la música nos brinda consuelo, sentido y esperanza cuando todo lo demás parece derrumbarse y cuando no nos podemos comunicar con la gente que queremos.
Una película: Waiting for the barbarians
Hay unos cuantos casos en los que el autor de una novela se encarga también de la adaptación de ese libro al cine. Unos no dieron buen resultado (una cosa es escribir un libro y otra muy distinta un libreto o un guion) pero este es un caso que salió muy bien. La versión que hizo de su novela Esperando a los bárbaros el gran escritor surafricano J. M. Coetzee logra dejar los acentos donde es y plantea con plena claridad las preguntas éticas que uno se encuentra en sus libros. El colombiano Ciro Guerra dirigió con eficacia y elegancia, pero sobre todo hay un poderoso trabajo actoral con Johnny Depp y Robert Pattinson como dos militares estúpidos y crueles, y el inmenso Mark Rylance como el Magistrado, el funcionario de fronteras que vive en carne propia el absurdo del colonialismo que él mismo representa.
Esta es una historia rodada en Marruecos y ambientada alrededor de 1900, pero no se refiere a ningún sitio o momento en particular, sino a la brutalidad de la noción del bárbaro: el otro, el que desconoces y aún así usas para inventar un enemigo con el que meterle miedo a la gente y ganar poder. Ver esta película hoy te hace pensar en lo que hacen los rusos en el este de Ucrania, claro, pero también en todo lo que vemos a nuestro alrededor, en distintos países, en cuanto a cómo cierta gente construye una amenaza ficticia como medio para instaurar una tiranía.
Un libro: Piranesi, de Susanna Clarke
Aquí en el bosque de Rondó tratamos de proponerte solo libros muy especiales, y éste sin duda lo es. Susanna Clarke es una narradora inglesa con una obra de ficción muy reducida, pero cuando sabes que sufre de fatiga crónica y ves la monumental complejidad de sus libros, entiendes por qué no publica con más frecuencia. Sus dos novelas y sus dos libros de relatos están relacionados, y comparten un mismo gran tema: cómo el conocimiento puede llevar a rescatar de los antiguos la capacidad de hacer magia, y qué pasa contigo cuando obtienes ese poder. Suena a literatura fantástica juvenil, o a Tolkien, y algo de eso tiene, pero lo que resulta fascinante en Clarke es que es una escritora culta que con altísima calidad literaria logra algo realmente muy difícil de hacer, una suerte de Harry Potter para adultos, si puedo describirlo así, en la que incluso quienes no leemos mucha literatura fantástica terminados atrapados y conmovidos.
Lo ves en su primera novela, que tardó diez años en escribir, Jonathan Strange y el señor Norrell, publicada en 2003. La historia de dos bibliófilos ingleses que consiguen el modo de hacer magia y deciden usarlo para defender a su país de la amenaza de Napoleón (adaptada por la BBC en una buena miniserie) le deja a uno imágenes inolvidables. En 2020, Clarke repite la hazaña de publicar una novela a partir de una idea extremadamente difícil de materializar con calidad, que también se queda contigo y que te desconcierta más que la anterior, porque la historia no ocurre hace 200 años sino en nuestra era. Piranesi está encerrado en un palacio inmenso, que para él es su mundo: salones y salones llenos de estatuas, cada una distinta; en los pisos inferiores retumban las olas del mar que lo inunda; en los superiores entran las aves y el cielo. Por su diario vas sabiendo lo que desde el principio quieres saber: quién es Piranesi, qué es ese sitio, qué hace ahí, cómo podría salir. Quieres esas respuestas, pero no quieres que la novela acabe. En el camino te das cuenta de que rara vez has leído un libro como ese.
Un álbum: El amor después del amor, de Fito Páez
Cumple 30 años el que parece ser el disco más vendido del rock argentino y Fito emprende una gira internacional para celebrarlo, en 2022 y 2023, que incluye Caracas. Para mi generación, era algo que estaba en todos lados, pero debe haber mucha gente más joven que no lo conoce y que probablemente se sorprendería con lo que encontraría aquí: cada canción es distinta, es un mundo en sí mismo, tiene un arreglo que puede ser sorprendente, y cuenta una historia o se introduce dentro de ti como un adorable parásito.
Me ha pasado que al regresar después de años a cosas muy influyentes en mi sensibilidad, como Cien años de soledad, le encuentro cosas que antes no podía ver porque no era el lector o el melómano o el cinéfilo que soy ahora. Volver a escuchar El amor después del amor, a apreciar su inmensa calidad musical y la potencia de sus letras, puede ser un ejercicio de nostalgia y también de redescubrimiento si tratas de escucharlo como la gran obra que es y no solo como la banda sonora de un año que para los venezolanos, por ejemplo, fue uno en que empezamos a ver cómo comenzaban a destruir nuestro mundo a plomo. Oírlo con buenos audífonos, observar sus capas de sonido, cómo una pieza sigue a otra, entender con el tiempo referencias que antes no captabas, puede ser una experiencia tan intensa como la de recordar la vida que tenías en 1992 cuando este álbum apareció y nos obsesionó a muchos de nosotros.
Y tú, ¿sigues escuchando este disco, o te cansaste de él? ¿Qué significa El amor después del amor para ti?
Un artista: Matteo Massagrande
Siempre mira de adentro hacia afuera; con frecuencia, al mar; casi siempre, desde sitios sometidos al efecto del tiempo que pueden estar incluso abandonados, pueblos o casas o edificios del Mediterráneo. Los óleos del pintor italiano Matteo Massagrande (los puedes ver en Instagram, entre otros sitios) pueden ser hipnóticos por lo que tienen de exploración solitaria, de portal hacia un sitio desconocido, de meditación sobre el paso del tiempo.
Con el detalle de los realistas del siglo XX y la capacidad plástica de los renacentistas, Massagrande busca y recrea sitios de magia silenciosa donde uno quiere asomarse y perderse.
Un podcast: The Director’s Cut
Este podcast en inglés del Directors Guild of America es un regalo para los cinéfilos: son conversaciones de media hora entre un realizador y un colega, sobre las películas que acaban de hacer. Por ejemplo, Dennis Villeneuve hablando de Dune con Christopher Nolan, o Steven Spielberg hablando de West Side Story con Damien Chazelle. Aquí está Pablo Larraín conversando sobre una película que comentamos en Cósimo, Spencer, y muchos otros directores de orígenes diversos respondiendo preguntas sobre documentales o largometrajes de ficción recientes, en distintos géneros.
Un servicio: Bookuy
Hay gente que posee la habilidad de inventar historias sin tener que pensárselo mucho. No estoy hablando de ganadores del premio Nobel, sino de los niños. A veces ni ellos mismos se lo creen, pero basta empezar a hacerles preguntas sobre sus juegos o lo que imaginan para descubrir todo un universo de cuento que esperan para ser narrados. El detalle es que esas historias suelen quedarse allí: en esa conversación, ese juego de una tarde con mamá y luego, se olvidan.
Por eso me encanta este invento que se llama Bookuy: es un app en el que puedes hacer un libro con tus peques. La iniciativa, puesta en marcha entre Uruguay y España, reúne a varios especialistas en literatura, tecnología y gestión de proyectos: Carolina Saravia, Rafael Rico, Nicolás Siris, Inés Latorre y Nicolás Minetti.
El app es muy fácil de usar y con algo de tiempo y un poco de dedicación, pueden emprender el hermoso proyecto familiar de crear un libro electrónico que reúna dibujos y textos creados por los chiquitos. Si todavía no saben escribir, no importa: basta un adulto que sepa escuchar y teclear sus historias para que el trabajo quede hecho. Y como, por supuesto, los adultos orgullosos querrán que toda la familia y amigos vean ese libro, la tecnología viene al rescate: la obra queda almacenada en la biblioteca electrónica del app, a la que todo el mundo puede tener acceso.
Bookuy es de uso gratuito y está disponible en las plataformas de Google y Mac y para todos los detalles puedes visitar su sitio oficial.
Cynthia Rodríguez es la fundadora de UpaUpa, una web para la preservación de nuestra lengua y la promoción de la lectura en la infancia.
¡Por supuesto que sigo escuchando tamaño disco! ¡Himnos, para mí!
Piranesi es mi libro amado y favorito. Narrado x Chiwetel Eljofor es pec ta cu lar♥️