Una serie: Zone Blanche
Consigues en Netflix como Black Spot esta serie francesa que te recuerda qué gran época es esta para ver televisión. En una región boscosa de pésima cobertura para las telecomunicaciones (de ahí el nombre) estalla una serie de asesinatos rituales, el plot que uno encuentra en muchas otras cosas pero que aquí realmente tiene sentido, incluso mezclando la perfidia de una rica familia local con una deidad que cuida el bosque sin contemplaciones desde las invasiones romanas. Pocas veces uno ve que lo místico y lo más real pueden convivir en un mismo relato sin que resulte inverosímil. Y a diferencia de la alemana Dark, con la que tiene un aire común, en Zone Blanche todo se entiende sin mayor dificultad.
La iluminación de esta serie en esa niebla que se mete en todos lados es un goce para la vista. Es la clase de series sobre la cual te preguntas ¿por qué no anda todo el mundo hablando de esto?
Una película: The Lighthouse
En estos últimos años en que contenidos hechos para televisión, como Zone Blanche, han alcanzado el nivel del mejor cine, los cinéfilos de toda la vida apreciamos más que nunca a aquellos realizadores que todavía muestran lo que es capaz de hacer lo que solíamos llamar el “séptimo arte”.
Robert Eggers, que no tiene aún 40 años, es un buen ejemplo. Nacido en Nueva Inglaterra y formado en el circuito teatral de New York, tomó un camino inusual para un realizador de su generación: fajarse a investigar y hacer películas de bajo presupuesto, con muy buenos actores, sobre historias del pasado de su región de origen. Su respeto al detalle es de historiador; su ojo y su oído para el inglés de otras épocas, el de un director de escena; su sensibilidad es literaria; y el género que hasta ahora ha escogido es el del horror.
Sus dos largometrajes son inquietantes pero no te hacen brincar en la silla sino abrir la boca con lo buenas que le salieron. En The Witch, una Anya Taylor-Joy de 17 años tratando de lidiar con el miedo al bosque y las pesadillas del mal entre los primeros colonos ingleses del noreste de Estados Unidos. Y en The Lighthouse, que Eggers escribió con su hermano a partir de un relato que dejó inconcluso nadie menos que Edgar Allan Poe, Robert Pattison y Willem Dafoe viven problemas similares un año más tarde, pero encerrados en un faro y pensando no en brujas sino en monstruos del mar que ruge en torno a ellos.
Es una película claustrofóbica, en blanco y negro, con formato cuadrado, sacándole todo el provecho a lo que esos finos dos actores pueden hacer con esos personajes aislados del resto del mundo, expuestos a la locura, al alcohol, a la tormenta. Eggers es muy bueno haciendo el viejo truco de llevarte a otro lugar y otra época para hablarte, en realidad, de cómo las personas proyectamos en el paisaje las ideas dementes que nosotros mismos elaboramos en nuestras cabezas, y cómo esa proyección puede convertirse en una cultura, una tradición a la que volver de vez en cuando para hacerle preguntas como a un antiguo espejo roto, oxidado por los bordes.
Ahora lo que quiero es ver qué hará Eggers de aquí en adelante. Y eso se llama The Northman, es de vikingos, tiene cien veces el presupuesto que tuvo The Witch, fue coescrita con un poeta islandés y tiene en el reparto a una cierta artista también islandesa que no había querido salir en una película en 17 años…
Un libro: El punto ciego, de Javier Cercas
Hay unas cuantas teorías de la novela, o de la literatura, elaboradas por escritores como teorías personales. Casi son un subgénero, en los que un autor explica su visión de la literatura, da recomendaciones, cuenta cómo ha sido el oficio para él. Hay unos cuantos buenos libros en esa línea: colecciones de ensayos como Los testamentos traicionados de Milan Kundera o El oficio por dentro de Ana Teresa Torres; y volúmenes con vocación de manual como Zen y el arte de escribir de Ray Bradbury y el muy famoso Mientras escribo de Stephen King. La conferencia que el escritor español Javier Cercas reune en un libro breve que titula El punto ciego va por ese camino, y la teoría que él propone y defiende aquí para explicar sus novelas sin ficción - como esas maravillas que son Soldados de Salamina, Anatomía de un instante y El impostor - consiste en que las novelas se meten en lo que ningún otro género se puede adentrar, aunque no sean de ficción, y es esa zona de la realidad que no se puede explicar, esa región de nosotros mismos para la que no tenemos respuesta. El objetivo no es encontrar respuesta, dice Cercas, sino hacer las preguntas correctas.
Cercas lo explica mucho mejor que aquí, claro, y este ensayo es brillante para exponer esta mirada de la novela que incluso para mí, que soy periodista y por tanto alguien que cree en encontrar respuestas a las preguntas, tiene mucho sentido (Cercas parece haber abandonado toda esta teoría tan interesante en Terra Alta y el Premio Planeta, pero eso ya es otra historia).
Un álbum: Clics Modernos, de Charly García
Este álbum no es ninguna novedad: pronto cumplirá 40 años. Pero hoy quiero plantear el caso de que es un disco al que hay que volver, si lo conoces, y acercarte si eres muy joven o no lo has escuchado nunca, o si no le prestaste atención en su momento.
Mi propia percepción de Clics modernos ha cambiado mucho. Recuerdo que la primera vez que lo escuché, en un cassette y en un carro en una tórrida tarde de la Valencia venezolana, me sonaba raro, exótico, y no me terminaba de convencer. Yo era adolescente y tal vez me desconcertaba la combinación de rock y electropop que había allí y en español, y por supuesto no captaba las referencias. Con los años entendí que Clics modernos, compuesto durante el crepúsculo de la brutal dictadura argentina y lanzado cuando ya había caído, no solo muestra una ecuación musical que hoy imitan muchos músicos jóvenes que beben de los 80, sino que es una crónica, casi una gran novela histórica, sobre cómo una sociedad se adentra en una nueva época con esperanza, con curiosidad, con goce, pero también con traumas, venganza incumplidas y preguntas sin respuesta. Es un álbum de música increíble que te hace pensar y, hasta donde sé, uno de los mejores documentos que tenemos sobre las transiciones sociales en América Latina.
En “Nos siguen pegando abajo” te enseña, desde 1983, que el regreso a la democracia no implica la desaparición de los abusos. “Los dinosaurios” es una clase sobre cómo hablar con belleza de algo espantoso. Y cuando escuchas canciones como “No soy un extraño” piensas en los exiliados regresando a una tierra que ya no reconocen ni los reconoce.
Creo que Charly ha sido un poco olvidado, porque él mismo dejó de entregar canciones memorables hace unos cuantos años, pero vale la pena tenerlo por ahí por razones ajenas a la nostalgia, sea con este álbum o con otras grandes cosas que hizo en esos años como el soundtrack instrumental Pubis angelical o los clásicos Yendo de la cama al lívin o Parte de la religión.
Un artista: Patrice Michaud
Aquí en Cósimo siempre vas a encontrar propuestas ligadas a dos países muy distintos entre sí pero que tienen en común culturas muy ricas aunque poco conocidas: Venezuela y Canadá. De este último proviene Patrice Michaud, escritor pero sobre todo músico de 42 años, que hace un folk rock luminoso, rítmico, que te pone de buen humor aunque no entiendas el francés. Sacó su primer disco en 2011 y en 2020 ya estaba haciendo un concierto con la Sinfónica en la sala más importante de Montreal. He pensado que si yo fuera músico, haría una música parecida a la de él, o trataría: lo digo para expresar cuánta afinidad siento por lo que parecen ser sus referencias musicales… que son muy de mi generación. Si te gustan U2, Miguel Ríos y Sting (y Charly, claro), te va a gustar Patrice Michaud. Pero mosca, éste es un músico del presente, que aunque tiene sus influencias está decidido a hacer su propio material con su propia voz. Échale un vistazo:
Un podcast: En defensa propia
Érika de la Vega es muy conocida en el público venezolano por su gran experiencia haciendo radio y televisión, empezando muy joven, y por su inquebrantable sentido del humor. Todo esto está en su podcast de entrevistas con mujeres, pero hay mucho más que eso. El tema central es la reinvención de las mujeres que han tenido que emigrar, o que sin haberlo hecho tienen que enfrentar un cambio en el contexto que ha restado validez a lo que saben hacer, como nos pasa a casi todos nosotros en un momento como éste. Pero hay muchos más temas ahí, como el emprendimiento, el abuso, la maternidad, el concepto del éxito y las presiones asociadas… Érika combina muy bien sus invitadas e invitados, entre gente muy conocida y gente que no lo es tanto, y todos tienen mucho que decir en su diversidad. Un podcast de entrevistas a fondo, en español, sobre temas que nos competen en nuestras vidas profesionales e íntimas.
Una serie: Hilda
La verdad es que Hilda es mucho más que eso. Para empezar, es un grupo de novelas gráficas para niñas y niños del ilustrador británico Luke Person, pero la adaptación para Netflix es tan buena que bien puede valer para introducirte a los libros y no al revés.
Hilda, una niña peliazul de 11 años, se va a vivir a la ciudad de Trollberg junto a su madre soltera, Joana, después de que un gigante acaba con la casa que ambas tenían en medio de la tranquila pradera.
En la primera temporada, Hilda nos lleva de la mano por la experiencia de la migración y la adaptación a un nuevo medio, mientras hace nuevos amigos, David y Frida, y vive insólitas aventuras con criaturas maravillosas, como Alfur y el Hombre de Madera. La segunda temporada nos lleva todavía más adentro de ese mundo en el que lo mágico y lo cotidiano conviven de la manera más natural, mientras el inicio de la adolescencia también aporta lo suyo.

Una tentadora paleta de colores nórdicos y una banda sonora que vas a querer oír (está disponible en Spotify), completan la satisfactoria experiencia de esta serie ganadora del Emmy. Por cierto, también está disponible la película Hilda y el Rey de la Montaña y ya anunciaron que viene una tercera y última temporada.
Cynthia Rodríguez es la fundadora de UpaUpa, una web para la preservación de nuestra lengua y la promoción de la lectura en la infancia.