Una serie: Cabinet of Curiosities, de Guillermo del Toro
Es así de sencillo: si veías Alfred Hitchcock presenta, La dimensión desconocida y The X Files, te va a gustar esta colección de ocho historias de una hora. Aquí tienes muchos de esos tropos, el formato de un presentador antes de cada episodio, y la naturaleza antológica: cada entrega es una historia autónoma, aunque relacionada con las otras. También te gustará si ya conocías ese concepto del gabinete de curiosidades, proveniente de la llamada Ilustración, que siento que ha ido revisitándose como dispositivo narrativo o etético en nuestra época de acceso sin precedentes a la información. En este antepasado de los museos contemporáneos, los ricos reunían objetos provenientes de mundos remotos o desconocidos, a menudo descritos sin su contexto y con más morbo que curiosidad. Esta serie en Netflix es puro Guillermo del Toro: el producto de la mente de un coleccionista y de un experto del horror clásico. Porque es eso, no ese horror alternativo, digamos, que hay en películas recientes interesantísimas como Midsommar o las de Jordan Peele o Robert Eggers. Cabinet of Curiosities se basa en cuentos como de H. P. Lovecraft o autores modernos, y en argumentos fáusticos que vienen al menos del siglo XIX. Qué pasa si tu codicia te lleva a un tesoro que no debías tocar, o si tu necesidad de ser aceptado por los demás te embarca en una horrible metamorfosis, o si tu duelo te hace invadir el mundo prohibido de los muertos.
Una película: Take This Waltz, de Sarah Polley
Canadá es un país de mujeres brillantes. De muchas escritoras extraordinarias, más allá de Margaret Atwood; de muchas compositoras y cantantes geniales, más allá de Joni Mitchell, k. d. lang o Feist; y también de directoras de cine. La actriz, guionista y realizadora Sarah Polley es un tremendo ejemplo. Hija de gente del teatro, ha estado frente a la cámara desde muy pequeña (era la niñita en una de mis películas favoritas, Las aventuras del Barón Munchaussen), pero su trabajo detrás de ella es aún mejor, porque muestra no solo inteligencia narrativa y solidez técnica, sino algo mucho más escaso: una sensibilidad para los matices de las emociones, y una elocuencia sobre la perspectiva femenina, que para mí solo se puede llamar sabiduría.
Un largometraje suyo de hace diez años, Take This Waltz, exhibe todas estas cualidades en la historia de una mujer joven (la estupenda Michelle Williams) que está muy bien con su apacible marido cocinero (Seth Rogen) hasta que conoce a un vecino muy particular (Luke Kirby, el Lenny Bruce de The Marvelous Mrs Maisel). Las pantallas y las librerías están llenas de historias así, pero Polley la cuenta con realismo, belleza, humor y cariño. La ciudad de Toronto es un personaje clave en esta historia, y se la muestra más humana que como suele ser representada por otros realizadores canadienses como las Wachowsky o Denis Villeneuve en Enemy.
Busca esa película (en Canadá está en Tubi) para que te enganches con Sarah Polley como directora, y luego puedes seguir con el documental que hizo sobre su familia, y sobre la búsqueda de su padre biológico, un ejercicio de sinceridad de los testimonios y de reproducción cinematográfica de la memoria que me impresionó. Se titula Stories We Tell y al menos en Canadá está en Netflix. En cuestión de semanas se estrena su nueva película, Women Talking, basada en una novela de la también canadiense Miriam Toews, con un presupuesto y una escala considerablemente mayor que las anteriores: nada menos que Claire Foy, Rooney Mara y Frances McDormand son las protagonistas.
Un libro: War by Candlelight, de Daniel Alarcón
En otro despacho de Cósimo ya te hablé del incomparable podcast Radio Ambulante; pues su productor ejecutivo es el escritor peruano-americano Daniel Alarcón, de quien ya había leído varias cosas suyas como su perfil de Rita Indiana en The New Yorker, pero ninguno de sus libros. Ahora que cayó en mis manos el primero de ellos, una colección de cuentos en inglés titulada War by Candlelight, de 2005, quiero leerlos todos.
Este libro se alimenta del conocimiento profundo de dos mundos, el gringo y el peruano, porque Alarcón nació en Lima pero llegó a EEUU con sus padres cuando tenía tres años, creció hablando español en casa, y ha viajado muchas veces a su país natal, donde además pasó una temporada de adulto con una beca Fullbright. A diferencia de otros autores de la diáspora latinoamericana en EEUU, como Junot Díaz, él tiene una conexión verdadera con América Latina y es perfectamente bilingüe. Creo que esa doble mirada es lo que le permite ver la brecha entre ambos mundos y escribir sobre ella. Porque estos relatos son sobre las diferencias: no solo entre ser peruano y ser estadounidense, sino entre clases sociales, campo y ciudad, izquierda y derecha, guerrilla y población civil, San Juan de Lurigancho y Miraflores. En este libro me encontró uno de los mejores cuentos que he leído en mucho tiempo, “City of Clowns”, del cual se hizo después una novela gráfica con la ilustradora Sheila Alvarado y un cortometraje de Marianela Vega.
Un álbum: Only the Strong Survive, de Bruce Springsteen
Unos cuantos músicos muy veteranos deciden embarcarse, en el otoño de sus carreras, en álbumes nostálgicos de homenaje a la música que escuchaban cuando eran jóvenes. Lo han hecho Rod Stewart, Phil Collins, Miguel Ríos y muchos otros. Bruce Springsteen acaba de recurrir a eso, pero no para relanzar una carrera menguante, porque desde 2020 para acá ha publicado tres discos, hizo un show en Broadway, sacó un podcast con su amigote Barack Obama, vendió sus canciones por 500 millones de dólares y sale de su gira con su E Street Band en 2023. Only the Strong Survive contiene 50 covers de soul de los 60 y 70, muy respetuosos de los originales pero al mismo tiempo muy Springsteen. Yo adoro “Nightshift” y la versión del Boss me parece increíble. ¿Qué te parece a ti?
Un artista: Kent Monkman
Este provocador pintor canadiense, indígena de la nación Cree, no parece tener nada que ver con otros artistas indígenas latinoamericanos como Sheroanawe Hakihiiwe, sino más bien con artistas afroamericanos o queer con una fuerte vena política, y muchos otros pintores de muchos sitios que desde principios del siglo XX han optado por usar su pericia para atrapar al espectador e inducirlo a hacerse preguntas incómodas.
En una sociedad como la canadiense, que tiende a barrer los conflictos bajo la alfombra hasta que ya no se pueden ocultar, la obra de Kent Monkman ayuda a aguijonear el conformismo y la amnesia histórica justo cuando el país poco a poco reconoce y procesa el modo en que ha tratado a las primeras naciones. Que todavía haya artistas como él confirma que el arte contemporáneo no es solo Damien Hirst quemando sus cosas o celebridades vendiendo por millones artesanía pop sobredimensionada.
Un podcast: Case 63
Exclusivo de Spotify, este podcast seriado en inglés creado por Julio Rojas se siente como una buena película de ciencia ficción, y sin necesidad de imágenes. Casi todo se sostiene en las interacciones de dos actores de primera línea: Julianne Moore y Oscar Isaac. Ella es una psiquiatra, él un paciente que le cae de pronto, y que dice venir del año 2062 con la misión de convencerla para que lo ayude a detener, en 2022, a quien será la paciente cero de una pandemia que en el futuro acabará con la humanidad. Los diez episodios son cortos y lo mejor es escucharlos seguidos, en una sola sesión mientras manejas, cocinas o descansas. Presta atención y usa las transcripciones, si es necesario, porque los detalles cuentan. Puede que tengas que escuchar más de dos veces los dos últimos episodios. No diré más, solo que Case 63 es tan absorbente y tan inquietante que cuando vienen los comerciales te alegras de que eso no esté pasando.
¿O sí?
Un libro: Porque Sí
Si eres mamá o papá (o cualquier persona a la que le ha tocado acostar a una niña o niño pequeño), vas a conectar con esta historia, que se sitúa en ese instante en el que una acción tan sencilla como apagar la luz e intentar decir “Buenas noches” se transforma misteriosamente en “Y ahora abrimos el micrófono para las preguntas del público”.
¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? ¿Qué son los agujeros negros? ¿Por qué nadan los peces, vuelan los pájaros, cucarachean las cucarachas? Todas las preguntas tienen lugar precisamente en ese espacio. Y aunque nosotros no tenemos tantas ganas de responder, algo hay que decir ¿no?
Con mucha maestría (y, me parece, algo de experiencia personal), el escritor estadounidense Mac Barnett y la ilustradora canadiense Isabelle Arsenault pintan esa postal tan cotidiana de nuestra vida como cuidadores que, a veces, cansados como estamos, damos un poco por sentada.
Las ilustraciones, que juegan entre el color y el blanco y negro, contienen unos guiños que a los peques les va a encantar descubrir por ellos mismos (y que dejarán sorprendido a más de un adulto somnoliento).
Este libro es hermoso porque hace de algo cotidiano una excusa para abrirle las puertas a la imaginación, y también porque plantea, de manera muy sencilla y eficiente, que ese momento en el que se niegan a dormir es también un espacio ideal para conectar con nuestros pequeños y pequeñas y de darnos permiso para entrar en su mundo y soñar un poco como lo hacen ellos.
Disponible en español en Océano Travesía.
Cynthia Rodríguez es la fundadora de UpaUpa, una web para la preservación de nuestra lengua y la promoción de la lectura en la infancia.